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Una charla con Juan Carlos Vázquecz

“La educación sexual que recibes por parte de tu familia puede hacer que te aceptes o no tal y como eres”

​Júlia Clapés Llorente

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Júlia Clapés. Karla vestida de drag-queen  justo antes de realizar la entrevista

Más de diez años trabajando en el mundo del show y espectáculos de drag-queens y todavía siente pasión contando su historia. Juan Carlos Vázquez (Barcelona, 1968), Karla, de Karla Show,  cuando actúa, nos recibe en las mesas de una terraza, vestido de calle, de hombre, pero todavía con el maquillaje del espectáculo que justo ha terminado.

Nos invita al show, una sorpresa para un niño y, al terminar, nos cuenta, que se trata de un niño de 11 años muy fan del mundo drag-queen, y al que sus padres le compran pelucas y tacones. Después nos nos confiesa:  “Cuando yo era pequeño esto hubiera sido impensable”. Y admite: “Me emociona de verdad ver tanta aceptación por parte de los padres”.

Así se nos presenta, muy seguro de sí mismo, de quién es, de lo que piensa y de que quiere ser. Un hombre homosexual que por hobby empezó a disfrazarse de mujer y que, a raíz de un favor y una coincidencia, convirtió esta afición en un trabajo. Un trabajo que le apasiona y le permite desarrollarse artísticamente. “Es un trabajo muy creativo, y yo soy muy creativo, yo mismo peino las pelucas y confecciono algunos trajes, me encanta” aunque nos cuenta que con el personaje busca solo expresarse artísticamente, que no es para él un espacio de liberación “Yo no me escondo detrás de Karla. No tengo nada que ocultar, soy como soy y yo lo sé”. Sin embargo, nos explica que no es siempre así, dice que algunos compañeros suyos se liberan cuando actúan y que aprovechan los disfraces y el show como un espacio para ser ellos mismos sin miedo a ser rechazados o juzgados. 

 

Un rechazo que afortunadamente dice no haber vivido cuando explicó su homosexualidad “Yo tuve muchísima suerte, mis padres me apoyaron des del primer momento. Pero, claro, esto no era lo más normal”, recuerda, pero, que amigos suyos tuvieron, por culpa de sus familias problemas de personalidad: "No se aceptaban, no querían ser gays, y esto era por culpa de sus padres”, concluye: “Por eso es tan importante educar en diversidad des de pequeños, porque la educación sexual que recibes por parte de tu familia puede hacer que te aceptes o no tal y como eres”. Y añade también que cree que las familias son cada vez más abiertas y que cada vez es más fácil para los hijos aceptar su sexualidad delante de sus padres; pero opina también que todavía hay mucho que mejorar, porque, todavía hay muchos chicos que no son capaces de decir a sus familias quiénes son.

Está encantado con su trabajo, con el mundo del espectáculo y los shows, aunque nos confiesa que este ha cambiado mucho en pocos años. “Antes la gente rechazaba este tipo de espectáculos, los bares y clubs donde se hacían eran vistos como un sitio de perversión, y, en parte, tenían razón” nos cuenta que los clubs eran un sitio de prostitución, sexo fácil y drogas. Y concluye satisfecho que este ambiente es muy diferente a día de hoy . Pero a pesar del buen ambiente que asegura se respira entre vestidores de drag-queens confiesa que no se trata de un trabajo fácil o que este muy aceptado en la sociedad. Que la mayoría de familias con hijos transformistas lo aceptan bien, pero sufren por el rechazo social con el que creen que se encontraran. Un rechazo social que cada vez es menor, pero sigue presente.

“La educación sexual es la mejor arma contra una sociedad retrógrada”

Juan Carlos nos dice que “Todavía hay mucho trabajo por hacer", y explica que gracias a la educación sexual es posible valorar  más posibilidades de sexualidad, más allá de la homosexualidad o heterosexualidad, y que trabajando se conseguirá que ningún niño se sienta excluido. Considera que estos niños son el futuro y la forma como les educamos, sexualmente y en todos los ámbitos, condiciona la forma en cómo se desarrollará la sociedad en un futuro próximo y también en un futuro más lejano.

Captura de pantalla 2019-04-08 a las 11.

Remarca también que la poca educación sexual es ignorancia, y que nos hace juzgar sin motivo y, insiste, en ocasiones es sin intención de ofender, simplemente por desconocimiento. “La sociedad sigue poniendo muchas barreras a las personas que salen de los cánones de sexualidad habituales". Nos explica que en muchas ocasiones se juzga u opina sin conocer a la persona o los detalles de la historia. e Insiste "Es difícil que la sociedad comprenda que tal vez a un hombre le gusta vestir de mujer, pero no es gay, o no es transexual”. Piensa que nos falta por aceptar muchas opciones sexuales, que no comprendemos porque no son las más habituales, remarcando que nos cuesta imaginar que existan más opciones de identificación sexual o de género que las que nosotros mismos conocemos.

 

Concluye nuestra conversación con un mensaje de esperanza: “Desde que yo era joven hemos adelantado mucho en la libertad de los homosexuales y transexuales, cada año somos más en el Orgullo de Madrid", aunque, vuelve a insistir, dice que queda mucho trabajo por hacer. Y remarca que la buena educación sexual puede hacer de la nuestra, una sociedad más libre.

Júlia Clapés. Karla actuando en el cumpleaños de un niño de 11 años

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